Uno de los paseriformes urbanos más singulares es el avión roquero Ptyonoprogne rupestris. Lo es por ser un ave que generalmente vive en zonas rocosas -de ahí el apelativo roquero-, pero que ha encontrado en la ciudad un lugar propicio para pasar los meses de otoño e invierno, cuando en sus lugares de cría empieza a escasear el alimento.
Las zonas costeras del mediterráneo incluso las atlánticas andaluzas, son el lugar preferido por esta especie para invernar. Tiene un complejo comportamiento migrador, pues bajan de las montañas , como dije antes, a las zonas costeras, pero también ejemplares procedentes de centroeuropa se suman a esta población. De ahí que en nuestra ciudad sean ahora, si no abundantes, si al menos comunes en diversos puntos.
Pueden llegar a formar dormideros de centenares de ejemplares en la ciudad, generalmente en edificios o infraestructuras.
Como hirundínido que es, se alimenta de pequeños insectos que captura mientras vuela, siendo además el único de su familia que permanece en esta época en España.
En Marbella es un reproductor escaso. Solo lo he localizado criando en algunos puntos de nuestra sierra y en alguna infraestructura como puentes, pero siempre en pequeño número.
Ayer descubrí a un nutrido grupo de unos 20, soleándose tranquilamente sobre un edificio de nuestro paseo marítimo, en pleno casco urbano. Aunque el frío todavía no se ha hecho notar, estas aves resultan muy afectadas cuando llega. Y sobre todo las lluvias persistentes -sin duda tan necesarias-, suelen causar estragos en su población, obligándolos a menudo a abandonar la zona afectada y viajar hacia África, para poder alimentarse y no perecer.
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