Ejemplares juveniles de Charrancito común |
Dos ejemplares de
Charrancito común Sterna albifrons pescaban ayer en la
desembocadura del rio Guadalmina. Como tantas otras especies, estas
pequeñas avecillas se dirigen ahora hacia sus zonas de invernada
situadas en el oeste de África.
El Charrancito común es
un ave que ha sufrido en las últimas décadas un notable descenso de
su población en España. La intensa ocupación del medio costero por
parte del ser humano está en la raíz de su declive, ya que crían
sobre arenales costeros y se muestran muy sensibles a las
interferencias durante el periodo reproductor. Además pueden llegar
a ser depredados por perros y otros animales domésticos durante la
incubación, lo que ha hecho que se la considere en la actualidad un
ave amenazada. Tanto en el Libro Rojo de las Aves de España
como en el Libro Rojo de los Vertebrados amenazados de Andalucía,
tiene categoría de amenaza, siendo en este último la calificación
de “vulnerable”.
Charrancito común en vuelo. |
Vive en casi todo el
mundo, excepto en América, aunque de forma discontinua y no siendo
demasiado abundante. Cría en colonias poco densas en estuarios,
marismas y otros medios tanto costeros como interiores. En España se
reproduce en zonas del Guadalquivir, Delta del Ebro y otros humedales
litorales y de interior, aunque su población no es muy grande
alcanzando apenas las 6000 parejas.
Su técnica de pesca
consiste en volar a cierta altura sobre el agua y realizar cernidos
hasta localizar a sus presas, lanzándose entonces en picado sobre
ellas. Suelen ser pececillos, algún crustáceo e incluso insectos,
aunque son los primeros los predominantes en su dieta.
Con seguridad que en
tiempos pasados llegaron a reproducirse en nuestras costas, sobre
todo en las desembocaduras de ríos y arroyos, pero la fuerte presión
urbanística y turística que nuestro medio costero ha tenido y tiene
en la actualidad, los ha eliminado como reproductores. Además el
estado lamentable en que se encuentra el medio natural y en este
caso, las desembocaduras de nuestros ríos, hacen que apenas se dejen
ver si no es durante los pasos migratorios, donde de vez en cuando
algunos ejemplares aparecen y paran a descansar y alimentarse.