Ayer
por la tarde -por cierto bastante ventosa y fría-, me acerqué al
puerto pesquero de Marbella a ver que aves marinas se encontraban por
allí.
Charran patinegro |
Las
gaviotas de varias especies eran las más numerosas, como es lógico,
pero me sorprendió la abundancia de Charranes patinegros Thalasseus
sandvicensis.
Dentro del propio puerto podían ser más de una decena los que
patrullaban, y de vez en cuando realizaban un picado para capturar
algún pequeño pez, y mar adentro se veían muchos; tantos que sería
muy difícil cuantificarlos. Las gaviotas tan oportunistas como ellas
solas, le disputaban el pez recién capturado a los charranes, que
tenían que esquivarlas como podían para salvar su botín. En
ocasiones con suerte, en otras se dejaban vencer por las acosadoras y
cedían su preciado pez a éstas. Un verdadero espectáculo, ver las
evoluciones de estas dos especies, defendiendo sus propios intereses,
como llevarán haciendo desde hace miles de años.
Charan patinegro (arriba dcha), acosado por varias gaviotas |
Esta
especie es un invernante regular en nuestras costas, e incluso
algunos ejemplares se ven durante la época de cría, aunque no lo
hacen en las cercanías, ya que las dos únicas colonias conocidas en
el Mediterráneo español se sitúan en la albufera de Valencia y el
Delta del Ebro. Pero es durante la invernada cuando resultan
frecuentes en nuestra costa.
Las
aves marinas son uno de los grupos más difíciles de cuantificar en
cuanto a su población, ya que su modo de vida -en cierta medida
errático- y su propio hábitat: el mar abierto, hacen muy complicado
su seguimiento. Por esta razón a veces es posible que se infravalore
su presencia y desde luego ayer me llevé la sorpresa de comprobar
que los gráciles Charranes patinegros eran, por lo menos ayer, mucho
más comunes de lo que pensaba.
Charan patinegro en vuelo de pesca. Al fondo el pico de Juanar. |