sábado, 25 de agosto de 2018

Algo de historia sobre Quebrantahuesos.



El Quebrantahuesos Gypaetus babatus, es una de las aves carroñeras más singulares de la avifauna europea. Esta singularidad ya fue tenida en cuenta por los viajeros extanjeros -mayoritariamente británicos- que visitaron España, sobre todo en el siglo XIX y primeros años del XX, y que veinan ávidos de capturarlos para naturalizarlos -o sea disecarlos- y pasar así a engrosar colecciones zoológicas repartidas por buena parte de Europa. También sus huevos fueron fruto de la codicia de estos cazadores- aventureros, que llegaban a tener a personal local como recolectores de éstos.

Uno de estos personajes fue Lord Lilford (1833-1896), que dedicó especial atención al Quebrantahuesos llegando a tener anotadas las ubicaciones de varios nidos, algunos de ellos en las cercanías de Marbella.

De hecho este coleccionista inglés observó a uno de estos imponentes buitres en la sierra Palmitera, cerca de Marbella en 1864. En esa misma expedición y en el mismo lugar también citó una pareja de Buitre nego Aegypius monachus y a numerosos Buitres leonados Gyps fulvus como habitantes de esta sierra cercana. Asimismo, dice conocer la existencia de dos nidos de Quebrantahuesos en las montañas de Istán.

Otros dos aventureros ingleses, Chapman y Buck, años después también constataron la cría de este buitre en la Sierra Bermeja y se hicieron eco de la disminución de la población debida a la colocación por los pastores y campesinos de veneno para los lobos y para las propias aves necrófagas, que sin saber muy bien porqué gozaban de mala reputación.

Estas citas de aves, que a dia de hoy son inexistentes en nuestro territorio, puede darnos una idea de los cambios que ha sufrido nuestro medio natural, y que han llevado a la desaparición de estas y otras especies de nuestra avifauna, en la mayoría de las ocasiones por efectos de la acción humana, poco -por no decir nada- respetuosa con el medio natural y sus habitantes.

domingo, 12 de agosto de 2018

Oropéndola, a punto de partir.


Distribuida por el Paleártico, es una migrante transahariana que llega a nuestras latitudes desde abril, marchándose a finales de agosto o septiembre. En Iberia está ampliamente distribuida, prefiriendo zonas termófilas y evitando la franja cantábrica. Inverna en África tropical, donde pasa la mayor parte del año. Se alimenta de insectos, frutos y bayas, siendo un aficionado a consumir moras y otros frutos que en verano son abundantes. Existe un cierto dimorfismo sexual, siendo las hembras de colorido más discreto -tirando a verdoso-, que el macho que luce un espléndido plumaje amarillo y negro.

Se reproduce en riberas fluviales y otras formaciones arbóreas ligadas a medios acuáticos. Se la puede considerar relativamente común en estos hábitats en Marbella. Construye el nido entrelazado entre dos ramas a cierta altura en la arboleda. El nombre vernáculo por el que se la conocía en nuestra zona antaño era el de “pendejoviejo”, claramente una onomatopeya de su singular canto, constituido por una estrofa corta de tono aflautado.
A estas alturas del año ya han criado y están a punto de partir de nuevo al África tropical donde pasarán gran parte del año, para volver a sus zonas de cría entrado ya el mes de abril.