Aunque ya hemos entrado
en el mes de junio, continúa aunque con menor intensidad, el
movimiento migratorio de aves hacia sus lugares de cría.
Ayer mismo una Curruca
mosquitera Sylvia borin cantaba sobre un árbol en una
urbanización de nuestra ciudad. Y es que durante estos periplos
migratorios, cualquier lugar es bueno para realizar observaciones de
estos viajeros, ya que pueden llegar a verse en zonas que a priori no
parecen adecuadas su biología.
Correlimos tridáctilos en plumaje nupcial |
Un nutrido grupo de unos
15 Correlimos tridáctilos Calidris alba, hicieron una breve
parada en la playa de Guadaiza para descansar y refrescarse un poco.
Lucían ya un vistoso plumaje nupcial, muy distinto del que ostentan
durante el invierno, cuando recorren nuestras playas en busca de
alimento. Ahora con sus mejores galas se dirigen a la tundra ártica
para llevar a cabo la cría de manera bastante rápida, ya que en
apenas un par de meses regresaran a las costas ibéricas y africanas
a pasar el resto del año.
En el mismo lugar había
tres ejemplares de Chorlitejo grande Charadrius hiaticula, una
limícola también con efectivos invernantes en el sur ibérico y que
ya se dirigen a latitudes algo menos norteñas que los anteriores, ya
que crían en buena parte de las costas europeas, salvo en las
ibéricas.
Son quizás los últimos
movimientos migratorios prenupciales y de aquí a unos días cesará
este flujo de aves hacia el norte, aunque en apenas un mes comenzarán
a notarse los primeros movimientos en sentido inverso de algunas de
las aves más tempraneras en su reproducción.
Macho en plumaje nupcial de Chorlitejo grande. |
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