De los últimos en llegar para llevar a cabo la cría, se puede considerar al carricero común acrocephalus scirpaceus, un ave poco llamativa de colorido, pero con un canto que resulta melódico, a pesar de contener estrofas algo carraspeantes.
Se instalan en masas de vegetación palustes (carrizales, cañaverales, eneales, etc), donde construyen el nido y se alimentan básicamente de pequeños invertebrados.
Llegan procedentes de África tropical, donde pasan el invierno, y suelen llegar ya entrado el mes de mayo. Como reproductor viven en buena parte de Europa, hasta oriente medio y el norte de África. En España ocupa principalmente las grandes cuencas fluviales y el mediterráneo.
En Marbella no es muy numeroso, pero no falta de casi ningún humedal que reúna las condiciones mínimas para ellos, como es una cierta cobertura de vegetación palustre.
Como en otras tantas especies resulta más fácil de detectar su presencia por el canto que por la propia observación, pues suelen moverse entre la densa vegetación y resulta difícil verlos con claridad.
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