La curruca tomillera Curruca conspicillata en nuestro término se puede considerar solo como migrante, pero con dudas. Parece que en tiempos recientes alguna pareja ha podido criar, de todas formas sería en muy bajo número y en puntos muy concretos.
Como migrante es otra cuestión. En estos primeros días de septiembre alcanza sus máximos de paso postnupcial, camino hacia sus zonas de invernada en el N de África y con algunos ejemplares que llegan hasta el S del Sáhara.
Y es que esta singular curruca requiere un hábitat muy específico, formado por matorrales de bajo porte (tomillares, aulagares) y más bien áridas, donde se mueve con soltura a la busca de pequeños insectos.
No es ni mucho menos abundante, pero su tendencia parece estable en las últimas décadas.
Como ocurre con otras aves migratorias, durante la migración pueden verse en lugares que en apariencia no se corresponden con su hábitat de cría o de invernada. Y esto me sucedió hace un par de días, cuando descubrí al menos a dos de estas pequeñas currucas en un parque urbano.
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