lunes, 9 de mayo de 2016

Se fueron los Vencejos.

Vencejo común.
Al menos eso parece. Ya esta mañana no veo ninguno sobrevolando los cielos y ayer solo unos cuantos “valientes” aguantaban bajo la lluvia.
Los Vencejos -tanto el común, como el pálido que de ambos tenemos en nuestra ciudad-, son unos seres perfectamente adaptados a la vida aérea; a buen seguro que los mejor adaptados, pues son capaces de estar meses enteros en el aire sin bajar a tierra, realizando todas las actividades de su ciclo vital en el medio aéreo.
Pero cuando el mal tiempo se hace presente y persistente, no les queda más remedio que marcharse. Lo hacen para subsistir, porque la lluvia y otros factores meteorológicos adversos les impide alimentarse. Estas aves altamente especializadas en consumir aeroplacton (insectos de minúsculo tamaño que pululan por el aire) tienen poca defensa ante estas circunstancias adversas, pues sencillamente su alimento desaparece. Pero como magníficos voladores que son, no tienen problema en marcharse, -por lo general al norte de África- fuera de la influencia de las borrascas, donde permanecerán hasta que las condiciones cambien. Este hecho es conocido en ornitología como “fuga de tempero”.
Incluso si tienen ya pollos, éstos también tienen mecanismos para subsistir durante unos días sin ser alimentados por sus progenitores, entrando en una especie de “hibernación”, que reduce al mínimo sus constantes vitales.

Cuando la situación meteorológica vuelva a ser favorable regresarán de nuevo a nuestras ciudades y continuaran con su ciclo reproductor, aunque es posible que con algunas bajas, tanto entre los adultos como entre los jóvenes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario