Llegado ya el verano astronómico, algunas de las aves estivales que llegaron en primavera, ya tienen descendencia y alguna incluso con jóvenes bastante crecidos.
Hoy contemplé la ceba de un ruiseñor común Luscinia megarynchos, uno de los mejores cantores de nuestros montes.
Por supuesto que los hirundínidos (golondrinas y aviones), que son de los más tempraneros. Ya es normal que incluso haya jóvenes emancipados.
Y la bella oropéndola Oriolus oriolus, que a pesar de ser más bien tardía en la llegada a Europa, a estas alturas suelen tener ya crías crecidas.
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