jueves, 28 de septiembre de 2017

Aguja colipinta.

Hace unos días se dejó ver en uno de nuestros humedales un ejemplar de Aguja colipinta Limosa lapponica. Esta limícola cría en latitudes muy norteñas de Eurasia y Norteámerica e inverna -la subespecie que cría en Europa- en países del sur del continente y en África. Es tan norteña que se reproduce en las tundras del norte de Escandinavia, Rusia y Siberia y es una de las aves migradoras más increíbles que se pueden ver. Se ha comprobado mediante la instalación de radiotransmisores en algunos ejemplares, que son capaces de volar durante varios días -con sus noches- sin descansar, recorriendo miles de kilómetros en épicas etapas.

En Iberia inverna en bajo número en algunas costas preferentemente cantabro-atlánticas, y en los pasos migratorios si es más común que visite zonas del mediterráneo. 
Y esto es lo que pasó días atrás, que uno de estos increíbles viajeros realizó una parada para reponer fuerzas antes de proseguir el viaje. En nuestra provincia se le puede considerar como una migrante escasa, con pocas observaciones en ambos pasos, y además con pocos individuos. La UICN la tiene catalogada como un ave amenazada, pues se estima que la población reproductora en Europa, apenas llega a las 10000 parejas.
Uno de esos visitantes que “inflaman” el corazón de los amantes de la ornitología, por ser un animal capaz de proezas migratorias asombrosas a pesar de su aparente fragilidad.

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