En el día de ayer pude
observar en un hunedal cercano a Estepona, tres ejemplares de Ánade
friso Mareca strepera, un pato de superficie poco dado a
aparecer por estos lares.
Aunque está ampliamente
distribuido como reproductor por latitudes medias y septentrionales
de Eurasia y Norteámerica, no es demasiado abundante y tiene incluso
categoría de amenaza según la UICN.
En España tiene nucleos
reproductores en las marismas del Guadalquivir, Delta del Ebro Tablas
de Daimiel y en menor medida en otros humedales ibéricos, pero como
ocurre con otras anátidas es durante la invernada cuando la
población del centro y norte de Europa busca nuestros aguazales para
pasar el invierno, recibiendo entonces un aporte de varios miles de
individuos, alrededor de cien mil, en años de fuerte invernada. La
población reproductora ibérica apenas llega a las 4000 parejas.
Es fundamentalmente vegetariano y exigente en cuanto a la calidad del
hábitat.
Parcialmente migrador,
las poblaciones más sureñas se comportan como sedentarias, mientras
las más norteñas emigran hacia la cuenca mediterránea, llegando
incluso hasta la zona etiópica.
En todo caso en nuestros
humedales es siempre un pato que apenas se deja ver, como no sea en
estos movimientos migratorios, o como invernante en bajo número,
aunque hace varios años -más bien décadas- que esto último no
sucede en los humedales de la costa del sol occidental.
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