A finales de octubre la
migración postnupcial va tocando a su fin. Esto no quiere decir que
todavía no se vean algunos ejemplares de varias especies en paso; de
hecho es ahora cuando el movimiento en algunos grupos de aves, como
los fringílidos, es más intenso. Pero si es cierto que aquellas
especies que a los observadores de aves nos parecen más
“interesantes”, por su escasez o por ser solo observables durante
estos pasos, resultan ya escasas.
Macho de Colirrojo tizón. |
Pero ahora llegan las
especies invernantes. Aquellas que durante la primavera y el verano
se marcharon más al norte para llevar a cabo la reproducción y que
regresan a sus cuarteles de invierno en Iberia. Como ya comenté en
entradas anteriores ya se han instalado muchas de estas aves en
nuestro medio natural, caso de zorzales, currucas capirotadas,
petirrojos, etc. Pero no fue hasta ayer mismo cuando descubrí a mi
primer Colirrojo tizón Phoenicurus ochuros de la temporada.
Este pájaro con un
acusado dimorfismo sexual, es un habitante de numerosos habítats
naturales de nuestro entorno durante el otoño-invierno (desde
octubre a marzo), pudiéndolo encontrar en roquedos, matorrales,
zonas arboladas e incluso en plena ciudad. Se distribuye por
latitudes templadas y medias del Paleártico, no penetrando muy al
norte en Europa. En Iberia como reproductor es muy común en el
norte, algo menos en el centro y más escaso en el sur, donde se
acantona en zonas montañosas frescas. Sin embargo durante esta época
se reciben ejemplares de centroeuropa y algunas aves ibéricas que
abandonan las zonas más frías de las montañas para pasar el
invierno en lugares más atemperados.
A partir de ahora
resultaran muy comunes y fáciles de observar, ya que no son muy
esquivos y suelen posarse en lugares prominentes, desde donde acechan
alguna posible presa, ya que son básicamente insectívoros, aunque también consumen algunas bayas y frutos. Suelen ser muy
territoriales incluso en esta fase de su vida y pelearan con
cualquier congénere que se introduzca en sus dominios.
A pesar de que el clima sigue siendo casi veraniego, la llegada de algunas aves indica ya a las claras que el otoño está en plenitud.
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