La gaviota patiamarilla Larus michaellis es desde hace unas tres décadas más o menos, una de las aves que se han asentado en el medio urbano con más éxito.
Con anterioridad era un ave costera, casi estrictamente invernante, que llegado el mes de marzo o abril, se dirigía a sus zonas de cría y ya apenas se veía alguna, como no fuera algún inmaduro o un ave que no se reprodujera ese año.
Pero esto cambió notablemente en los años 90 del siglo pasado. Favorecidas por la abundancia de alimento que les proporcionaban los vertederos, e incluso en la propia ciudad, donde han ido aprendiendo a explotar multitud de recursos alimenticios, su población ha ido en constante aumento y ya se reproducen en abundancia, utilizando generalmente los edificios como lugar de nidificación.
Se han convertido en aves que viven todo el año en la ciudad, y aunque en los meses invernales llegan más desde otros lugares, las establecidas en el casco urbano suelen permanecer en la zona todo el año.
En estas fechas, todavía invernales pero próximas ya a la entrada de la primavera, se las ve en la ciudad más activas, y comenzando a mostrar signos de celo. Pronto estarán ya plenamente en periodo reproductor un año más, y aunque algo ruidosas, son una parte más del ecosistema urbano actual.
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