El pasado 30 de mayo me
llevé la grata sorpresa de observar en un humedal de Marbella a un
ejemplar de garceta grande ardea alba, una garza blanca de
gran tamaño, que si no fuera por la fecha de la observación no
tendría gran transcendencia; aunque esto último tampoco es del todo
cierto, pues este bello animal siempre es escaso. Pero lo que me
llamó poderosamente la atención fue que era a finales de mayo.
Puede tratarse de un ejemplar divagante no reproductor, que haya
encontrado en nuestros aguazales un buen lugar donde pasar un tiempo
sin más, o bien que se haya podido establecer como reproductora en
nuestro término. Esto último parece
improbable, aunque no del todo imposible y habrá que ir viendo en
las próximas semanas que averiguamos sobre este ejemplar.
La garceta grande está
ampliamente distribuida por el mundo en varias subespecies, y en
España cría en algunos enclaves, sobre todo en las marismas del
Guadalquivir y delta del Ebro, pero nunca es un ave abundante y
aunque durante la invernada se reciben ejemplares de procedencia más
norteña, no es ni mucho menos un ave que inverne en grandes números.
Una vez más nuestros
espacios naturales nos deparan una interesante observación, que como
queda dicho, habrá que ir siguiendo en fechas sucesivas para
determinar el status de este ejemplar.
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