El
Ruiseñor bastardo Cettia
cetti
–ahora llamado Cetia ruiseñor-, es uno de esos pequeños
habitantes de las malezas más espesas, que apenas podremos ver, si
no es en uno de sus fugaces vuelos, pero que en cambio oiremos muy a
menudo en riberas y sotos fluviales así como en otros matorrales
frescos y densos. Estos hábitats de vegetación palustre y de ribera
constituyen su medio idóneo y en él busca su alimento consistente
en pequeños invertebrados.
Este
pequeño pájaro no realiza movimientos migratorios y permanece
ligado a su territorio todo el año, escuchándose incluso en pleno
invierno su potente y repetitivo canto, destinado a advertir de su
presencia y a reclamar la propiedad del territorio.
De
distribución circunmediterránea vive en el sur de Europa, noroeste
de África y próximo oriente, llegando incluso hasta Afganistán y
el Turquestán.
En
España se encuentra bien distribuido, aunque con densidades
desiguales, siendo común en los grandes valles fluviales y más
escaso en el resto, llegando a faltar en las zonas más secas del
sureste ibérico.
En
Marbella es común, siendo incluso un habitante de parques y
jardines, siempre que presenten matorrales densos, y de todas las
zonas con abundancia de malezas (zarzas, cañaverales, etc).
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