miércoles, 5 de marzo de 2014

Herrerillos.

Llegados a estas alturas del año casi todos los pajarillos muestran ya signos de celo. Ayer la algarabía que mostraban los herrerillos fue lo que más llamó mi atención.
Dos son las especies de herrerillos que viven en Iberia y ambas están presentes en Marbella: el Herrerillo común Cyanistes caeruleus y el Herrerillo capuchino Lophophanes cristatus.
Son pajarillos de pequeño tamaño y de preferencias arborícolas. Los dos pertenecen a la familia de los páridos, que también incluye a los carboneros. Viven en gran parte de Europa, faltando solo en las zonas más septentrionales y apenas realizan movimientos migratorios de entidad, siendo básicamente sedentarios. En Iberia este sedentarismo es más acusado si cabe, por la benignidad de nuestro clima.

También comparten hábitos reproductivos, anidando en huecos de árboles, o en otras cavidades y son de puestas numerosas, no siendo raro nidadas de 9 o incluso más huevos, aunque lo normal es que sean de 6 a 8. No son fáciles de ver; su forma de vida ligada a los árboles, su pequeño tamaño y su constante deambular en busca de alimento, no son las condiciones óptimas para observarlos con facilidad.
Herrerillo común Cyanistes  caeurelus.

El Herrerillo común prefiere arboledas , siendo muy común en alcornocales, encinares, y otras formaciones caducifolias y más escaso en las de coníferas. Se dejan ver con cierta frecuencia en zonas urbanas con arbolado, siendo frecuente en parques y jardines.. Come pequeños insectos que busca entre los troncos y ramas, a veces en acrobáticas posturas y no desdeña algunas semillas, bayas y frutos cuando éstos son accesibles.




Herrerillo capuchino Lophophanes cristatus.
Por su parte el Herrerillo capuchino prefiere los bosques de coníferas, aunque también se dejan ver en otras zonas arboladas, jardines incluidos. De todas formas son algo más montaraces que sus parientes lo comunes y menos abundantes que estos. En Iberia falta en amplias zonas de las mesetas y valles fluviales con escasa cobertura vegetal y es muy abundante en zonas montañosas del norte. Al igual que su pariente el común, se alimenta de pequeños insectos y arácnidos que busca sin descanso entre las ramas de los árboles.
El Herrerillo común es de vivo colorido, con azules y amarillos predominando en su plumaje, mientras su primo el capuchino presenta una discreta coloración pero con una cresta eréctil que le da nombre, y que le hace una de las aves más bellas y singulares de la avifauna ibérica.

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