Abril es el mes por
excelencia de la migración prenupcial de paseriformes y esta mañana
he vuelto a ser testigo de este hecho tan llamativo para los
aficionados a la observación de aves. Las especies que hoy he podido
observar no crían en nuestra localidad y sólo se dejan ver en estos
momentos en los que se dirigen a sus zonas de reproducción.
Hembra de Collalba gris |
En el rio Guadaiza había varios
ejemplares de Lavandera boyera Motacilla flava, alimentándose
en la hierba de insectos de forma un tanto frenética. Estas paradas
en su viaje son aprovechadas para recuperar fuerzas no ya sólo para
proseguir el mismo, sino para el esfuerzo que la reproducción va a
exigirles en poco tiempo. Tienen que llegar a su destino con el
máximo de grasa acumulada lo que les garantizará el éxito
reproductor.
El otro paseriforme lo he
visto en la playa, en la desembocadura del mismo rio. Eran varios
ejemplares de Collalba gris Oenanthe oenanthe, elegante y
llamativo túrdido que cría en las montañas y pastizales, y que sin
embargo durante estos viajes gusta de parar en la playa y buscar
alimento para reponer fuerzas.
En otros hábitats como
bosques y matorrales se dejan ver otros muchos migrantes en estas
fechas: Papamoscas cerrojillos, Mosquiteros papialbos, Colirrojos
reales, Currucas zarceras, etc. Son por lo tanto estas semanas el
clímax de la migración prenupcial de los paseriformes, que llegan
desde la vecina África y se dirigen en ocasiones a latitudes muy
septentrionales de Europa.
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