En los escasos humedales
que en Marbella presentan una cobertura de vegetación palustre
aceptable, he podido localizar en los últimos días a varios
ejemplares de Avetorillo Ixobrychus minutus. Estas pequeñas
garzas están recuperándose lentamente de un fuerte declive
poblacional que en décadas anteriores llegó a hacerlas muy escasas.
Las causas de este declive fueron la desaparición o alteración de
las masas de vegetación palustre, a la que el Avetorillo se
encuentra muy ligado. En ellas se mueve y busca alimento; peces,
ranas y cualquier animalillo que se ponga a su alcance constituye la
dieta de este habitante de las zonas húmedas.
Desde hace unos años su
presencia es cada vez más frecuente como reproductor en nuestro
término y este año lo he localizado en al menos tres humedales de
Marbella. Además también últimamente se está detectando la
presencia de algún ejemplar invernante, convirtiéndose así en un
ave que puede verse durante todo el año. Pero no es fácil de
localizar a este merodeador de los eneales y carrizales, ya que es
mayoritariamente de hábitos crepusculares y nocturnos y por lo tanto
difícil de detectar durante el día en su intrincado hábitat
natural.
Es un migrador
transahariano que llega a la península en abril-mayo y se establece
en un territorio para llevar a cabo la cría, aunque como he
mencionado con anterioridad, algunos ejemplares se quedan en algunos
puntos del sur ibérico a pasar el invierno. Es la única garza que
cría en nuestro término y además parece que en número aceptable,
teniendo en cuenta las actuales circunstancias que afectan de manera
negativa a su singular hábitat.
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