Hay ocasiones en que cuando se sale al campo se va con una idea preconcebida -ver tal o cual especie, observar la migración, etc.- y sin embargo te encuentras con algo inesperado o mejor dicho no previsto. Esto mismo me sucedió hace unos dias cuando me dirigí a la zona de Nagüeles con la intención de descubrir algunos paseriformes migradores e incluso fotografiar algunas pequeñas aves que tenía localizadas. Pero nada más llegar, casi antes de bajarme del coche, me cruzaron tres Jabalíes adultos, seguidos muy de cerca por 7-8 "rayones". La observación fue fugaz ya que rápidamente se introdujeron en el pinar y desaparecieron de mi vista. Cuando me dirigia al punto elegido de observación un curioso Zorro Vulpes vulpes, se quedo mirándome unos segundos desde su atalaya, ya en plena Sierra Blanca; tras unos minutos de observación discontinua, se esfumó entre la densa vegetación, no dándome la más mínima oportunidad de fotografiarlo con sus nerviosos movimientos.
Al mismo tiempo que el pequeño cánido "jugaba" al escondite conmigo, un nutrido grupo de machos de Cabra montés Capra pyrenayca, se movian por las laderas más bajas de la sierra. Se alimentaban ramoneando y pastando en la escasa vegetación de estas soleadas y pedregosas laderas. La falta de precipitaciones de este invierno hace que el alimento de estos imponentes machos sea escaso, y más en las zonas altas donde apenas crece hierba debido a la naturaleza del suelo, por lo que se ven obligados a ocupar zonas más bajas.
Una mañana que me deparó la observación de los más grandes habitantes salvajes de Marbella en un corto periodo de tiempo, todo un lujo.
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