En Marbella, según mis datos, empezó a llegar en la década de los 80 del siglo XX en bajo número, lo que hacía de su observación un pequeño logro ornitologico para los observadores de aves en este rincón del sur. Pero a partir de los 90 su presencia fue incrementándose hasta hacerse común a finales de la década. Hoy su continúa expansión y aumento poblacional y la disminución de efectivos de su pariente la Golondrina común, hace casi más fácil por aquí observar a una daurica que a su prima la común. Al igual que los demás Hirundínidos se alimenta de pequeños insectos voladores que captura en vuelo y hacia septiembre abandona Iberia para invernar al sur del Sahel, regresando a sus dominios primaverales desde febrero. Algo más montanas que la Golondrina común, construye un nido de barro en forma tubular, que sitúa en algún roquedo, infraestructuras o en alguna casa fuera del casco urbano.
Una especie que continúa expandiendose desde sus lugares originarios situados en África y Asia, y que cada vez es más frecuente y numerosa como otras especies orníticas, lo que nos viene a recordar la gran capacidad de las aves para colonizar nuevos territorios cuando encuentran condiciones propicias para ello.
Pues yo nunca he visto una... pero, ¡algún día!
ResponderEliminarSaludos.