Una de las aves invernantes más elegantes que tenemos en nuestros humedales es la garza real Ardea cinerea.
Es la mayor de las ardeidas ibéricas, con casi un metro de altura y con su plumaje predominantemente grisáceo, suele recorrer las orillas de ríos, embalses y en general casi cualquier zona con algo de agua. Incluso puede patrullar llanuras cercanas a masas de agua y puede verse hasta en la misma costa.
Vive en buena parte de Eurasia y en África, y se comporta como un migrador de largo recorrido, en sus poblaciones más norteñas, mientras las más sureñas -como la nuestra- son fundamentalmente sedentarias o migradoras parciales.
Su técnica de pesca consiste en permanecer casi inmóvil o caminar lentamente, para descubrir a su presa y lanzar el cuello para atraparla con el pico. Es capaz de pescar peces de un considerable tamaño. Y no solo peces suelen ser su alimento. Casi cualquier ser vivo -vertebrado o invertebrado- que sea susceptible de ser cazado por la garza real puede sucumbir ante su pico.
De momento en nuestra zona es un invernante regular, y en aumento en los últimos años. Incluso puede verse algún ejemplar durante la época estival, pero parece que de momento son aves no reproductoras, ya que no hemos detectado su cría en ningún punto de la costa.
Sin embargo, ya desde hace unos años si que cría en algunos embalses del centro de la provincia de Málaga, y su área de reproducción también parece extenderse en el resto de Iberia. Esto es fruto de su gran adaptabilidad a los cambios en su medio y a su amplio espectro trófico, que le permite alimentarse casi de cualquier cosa, en casi cualquier sitio.
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