Vencejo común. |
Al menos eso parece. Ya
esta mañana no veo ninguno sobrevolando los cielos y ayer solo unos
cuantos “valientes” aguantaban bajo la lluvia.
Los Vencejos -tanto el
común, como el pálido que de ambos tenemos en nuestra ciudad-, son
unos seres perfectamente adaptados a la vida aérea; a buen seguro
que los mejor adaptados, pues son capaces de estar meses enteros en
el aire sin bajar a tierra, realizando todas las actividades de su
ciclo vital en el medio aéreo.
Pero cuando el mal tiempo
se hace presente y persistente, no les queda más remedio que
marcharse. Lo hacen para subsistir, porque la lluvia y otros factores
meteorológicos adversos les impide alimentarse. Estas aves altamente
especializadas en consumir aeroplacton (insectos de minúsculo tamaño
que pululan por el aire) tienen poca defensa ante estas
circunstancias adversas, pues sencillamente su alimento desaparece.
Pero como magníficos voladores que son, no tienen problema en
marcharse, -por lo general al norte de África- fuera de la
influencia de las borrascas, donde permanecerán hasta que las
condiciones cambien. Este hecho es conocido en ornitología como
“fuga de tempero”.
Incluso si tienen ya
pollos, éstos también tienen mecanismos para subsistir durante unos
días sin ser alimentados por sus progenitores, entrando en una
especie de “hibernación”, que reduce al mínimo sus constantes
vitales.
Cuando la situación
meteorológica vuelva a ser favorable regresarán de nuevo a nuestras
ciudades y continuaran con su ciclo reproductor, aunque es posible
que con algunas bajas, tanto entre los adultos como entre los
jóvenes.
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