Uno de los habitantes
alados más comunes de nuestros cursos fluviales es la Lavandera
cascadeña Motacilla cinerea, la más estilizada de las
lavanderas ibéricas. Especie típica de arroyos y torrentes de
corriente rápida, es una especialista en la búsqueda de pequeños
insectos que busca caminando por las márgenes y piedras. Muy
característico de esta especie es el balanceo de su larga cola, que
la hace inconfundible al observador.
Vive todo el año en su
territorio y además realiza pequeños movimientos transhumantes
desde las zonas de alta montaña a otras más benignas
climáticamente. Incluso se conoce que algunas cascadeñas del centro
de Europa se dirigen en otoño a países del sur para pasar el
invierno.
En Marbella es común,
pero no abundante, debido probablemente a la escasez de hábitat
adecuado por el mal estado en el que se encuentran nuestros cauces.
Su distribución mundial
abarca latitudes templadas de Eurasia, aunque de forma fragmentada,
al igual que ocurre en Iberia, donde como reproductora falta en buena
parte de las mesetas y el levante.
El macho (foto) presenta
en está época un vistoso plumaje con un babero negro muy llamativo
y ahora se dedica a emitir un canto repetitivo de cortas estrofas,
que pretende delimitar su territorio, que en esta época, defiende de
otros machos. Y es que ahora se encuentran en plena época
reproductora. Anidan construyendo un nido a base de musgo, hierbas y
ramas que instala en alguna grieta o hueco cercano al tramo fluvial
que ocupa.
No se la considera una
especie amenazada en España, pero lo cierto es que no es ni mucho
menos abundante, y cada vez resulta un poco más raro ver a estas
bellas y estilizadas aves fluviales recorrer nuestros ríos y
arroyos.
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