La semana pasada pude
descubrir en el rio Guadaiza o a dos especies de paseriformes
invernantes no muy habituales por Marbella.
La más inesperada de
estas observaciones fue la de un Ruiseñor pechiazul Luscinia
svecica, pequeño túrdido que había detectado en nuestro
municipio en los pasos migratorios, pero no como invernante, aunque
con seguridad en tiempos pasados fue un asiduo de humedales y algunos
cultivos, como la caña de azúcar. Y es que este peculiar pajarillo
cría en los matorrales y pastizales montanos de Iberia y gran parte
de Europa y pasa los meses fríos en humedales y cultivos del
mediterráneo, buscando su alimento en zonas con abundante barro.
Escribano palustre |
El otro invernante
observado fue el Escribano palustre Emberiza schoeniclus, ave
muy ligada a los humedales con abundante vegetación palustre, de la
que extrae las semillas que constituyen su alimento. Es por lo tanto,
un especialista en la explotación de los ecosistemas de agua dulce,
fuera de los cuales no se suelen dejar ver.
La observación de estas
aves no resulta a menudo fácil, ya que en esta época presentan un
comportamiento muy discreto y muy centrado en su medio, lo que les
hace pasar desapercibidas con frecuencia. Además las zonas con buena
cobertura de vegetación palustre a veces no son de fácil acceso y
la propia densidad de la vegetación hace complicada la detección de
estos pequeños seres alados. Es por ello que a pesar de observar al
Ruiseñor pechiazul, que además era un precioso macho, no pude
fotografiarlo al encontrarse oculto por las vegetación.
Dos especies ligadas al
ecosistema fluvial y de escasa invernada en nuestro término, que
ponen de manifiesto la importancia de estos espacios en la
conservación de éstas y otras especies durante su invernada.
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