La Curruca capirotada es uno de esos pájaros que todos hemos oido alguna vez, pero que no todos hemos sido capaces de ver.
Gusta de matorrales y arboledas frescas, y entre la intrincada vegetación se hace dificil localizar a esta avecilla del tamaño de un gorrión. Sin embargo su melodioso canto, con tonos aflautados muy característicos, es una de las melodias que más nos recuerdan a la primavera.
Distinguir al macho de la hembra es en esta ocasión muy fácil, ya que el macho presenta un capirote negro, mientras la hembra lo tiene castaño. Aunque vive todo el año en nuestras latitudes, durante el invierno son mucho más numerosas, ya que llegan muchos ejemplares procedentes del centro y norte de Europa. Ocupan en estas fechas multitud de hábitats, aunque prefieren las zonas arboladas con matorrales.
Durante la época de cría su presencia se restringe a aquellos arboledas y matorrales frescos (parques y jardines, bosques de ribera, etc.) por lo que resultan mucho menos abundantes.
Se alimentan de insectos, frutos y bayas, siendo muy aficionadas al consumo de aceitunas, que son capaces de tragar enteras.
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