La curruca capirotada Sylvia atricapilla tiene un dimorfismo sexual notorio, como ocurre en otras muchas especies de paseriformes; pero en este caso resulta aún más evidente. El distinto color del “capirote” - que da nombre a la especie - la hace fácil de distinguir incluso para el observador novel. Pero no todo es tan sencillo. No se suelen dejar ver con frecuencia, por moverse entre árboles y arbustos más bien densos.
De todas formas si se consigue observar medianamente bien no hay duda: capirote negro el macho, capirote castaño la hembra.
Es uno de los paseriformes más comunes durante los meses de otoño e invierno, cuando llegan desde latitudes más norteñas una gran cantidad de ellas, sobre todo a zonas como la nuestra, situada en el piso bioclimático termomediterráneo.
En primavera y verano queda una población residente que se reproduce en enclaves frescos y húmedos, no siendo raro encontrarlas en parques y jardines y en otros ambientes umbríos.
Los datos obtenidos por los programas de seguimiento de SEO/Birdlife muestran una tendencia positiva de la especie en las últimas décadas. Tienen un amplio espectro trófico y aunque son fundamentalmente insectívoras, consumen gran cantidad de frutos y bayas durante la invernada, cosa que de momento, no les falta en nuestro medio natural.