Por lo general la observación de rapaces nocturnas no es tarea fácil. A sus hábitos nocturnos se une a menudo su modo de vida discreto y huidizo. Resulta casi más fácil detectarlos por sus emisiones vocales que por su observación.
El más pequeño de los búhos que pueblan nuestro medio natural es el autillo europeo Otus scops, un ave que apenas llega los 20 cm de longitud, con un plumaje mimético que lo hace casi invisible cuando descansa en las ramas de los árboles, pero que posee un reclamo aflautado muy característico -que a veces emite en pleno día-, que le hace relativamente fácil de detectar.
En nuestro término es relativamente común. Prefiere zonas arboladas, con preferencia por sotos, bosques aclarados e incluso zonas periurbanas. Necesita -como otras muchas aves- la presencia de arbolado viejo, con abundancia de huecos donde llevar a cabo la cría.
Su alimentación es básicamente insectívora, aunque puede cazar pequeños vertebrados.
Es la única de las estrigiformes ibéricas que pasa el invierno al sur del Sáhara, desde donde regresa a latitudes medias de Europa, Asia y el norte de África aproximadamente el mes de abril. Sin embargo hay algunos residentes que se quedan todo el año en zonas atemperadas, e incluso llegan algunos invernantes de latitudes más norteñas. En definitiva, en Marbella pueden localizarse todo el año, pero en época de invernada resultan escasos y más comunes durante la primavera y el verano.
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