miércoles, 21 de junio de 2017

Zamaya

Hoy he tenido la suerte de poder observar de cerca a una de las aves más singulares de la avifauna ibérica. El Chotacabras cuellirojo Caprimulgus ruficollis. Es singular en muchos aspectos, tanto de su apariencia como de su comportamiento, y por su hábito de vida nocturna, es de los menos conocidas.
También es uno de los pájaros que más nombres vernáculos tiene en España. Desde engañapastores, pasando por gallina ciega, capacho -este claramente onomatopéyico- hasta zumaya o zamaya, término éste último por el que es conocido en Marbella según mis informaciones.
Se alimenta de insectos, sobre todo de mariposas nocturnas, saltamontes y otros, que captura preferentemente en vuelo, aunque puede llegar a alimentarse en el suelo.
El suelo es su lugar preferido de descanso durante el día y también el lugar donde nidifica. Pone generalmente dos huevos sobre una pequeña depresión, con aspecto desaliñado, pues suele haber trozos de madera, hojas, etc,. Es además una de las aves que lleva el mimetismo de su plumaje a su máxima expresión, pasando totalmente desapercibida a la vista, aún estando a corta distancia en el suelo. Es cuando casi lo vamos a pisar cuando emprende un vuelo titubeante, que lo lleva a unos cuantos metros, y que más de una vez puede darnos un buen “susto”.
Esta especie es migrante transahariana, y en Europa sólo la encontramos en Iberia como reproductora, donde llega generalmente a finales de abril. En España es más abundante en la mitad sur y el levante,
Por lo tanto el Chotacabras cuellirrrojo, ave singular donde las haya, es una de nuestras joyas aladas, tanto por su exclusividad, como por su población no muy numerosa y nunca fácil de detectar.

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