A primeros de junio la
noticia en las aves puede decirse que es que ya hay una nueva
generación abriéndose camino. Aunque algunos de estos jóvenes e
inexpertos pájaros pueden llegar a caer en las garras de algún
predador, como pude comprobar hace unos días con un Halcón
peregrino que devoró ante mi a un joven mirlo.
Aunque en nuestras
latitudes la cría se suele adelantar al menos unas semanas al resto
del territorio peninsular, no es raro todavía encontrar algún nido
ocupado, como el de este Herrerillo común, que en una farola se
afana por sacar adelante a su numerosa prole. La falta de arbolado
maduro, con suficientes huecos para anidar, hace que esta y otras
especies de hábitos trogloditas durante la cría aprovechen estos
“huecos” que los humanos dejamos para llevar a cabo la
reproducción.
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