Esta
avecilla de pequeño porte es el Buitrón Cisticola juncidis.
Tan diminuto es su tamaño -apenas 10 cm- que pasa por ser la segunda
ave más pequeña de Iberia, solo por detrás del Reyezuelo. Esta
cualidad ha hecho que se le den nombres en diversos lugares de
España, haciendo mofa de su diminuto tamaño. En Marbella se le ha
conocido, hasta donde yo sé, por Tumbacarretas, nombre
vernáculo que comparte con otros lugares del sur del país.
Habita
en zonas tropicales de África, Asia y Australia, así como en la
cuenca mediterránea y Oriente medio. Se alimenta de pequeños
insectos y arácnidos que busca entre las hierbas más o menos altas,
que constituyen su hábitat. En estas praderas húmedas, generalmente
cerca de cursos de agua, lleva a cabo todo su ciclo biológico y es
de destacar que el nido de estos pequeños seres alados es un
verdadero prodigio. Construido entrelazado entre la densa vegetación,
es una pequeña bolsa en forma de pera a base de materia vegetal y
telarañas, recubierto primorosamente en su interior con las mas
suaves materias vegetales. Ni que decir tiene que encontrar uno de
estas obras de arte no es fácil. El tamaño y lo bien disimulado que
se encuentra con el entorno, me han tenido en más de una ocasión
algunas horas en su busca, y solamente en dos o tres ocasiones he
logrado dar con él.
También
es muy característico su canto, emitido en vuelo ondulante a cierta
altura, que tiene como objetivo delimitar el territorio, y que en la
primavera es uno de los sonidos más característicos de las llanuras
abiertas.
En
Marbella es un habitante habitual de estos ecosistemas, si bien su
número parece fluctuar bastante entre años. Todavía a estas alturas
del año pueden encontrarse en plena reproducción, pues parece ser
que llevan a cabo más de una puesta anual.
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