Esta mañana fría de
enero, en un breve paseo por la zona de Nagüeles, pude observar
como una rapaz se posaba en una torreta eléctrica portando una
presa. Inmediatamente la enfoque con mi telescopio y me lleve la
sorpresa de comprobar que era un Halcón peregrino Falco
peregrinus, que había cazado un ave -que no puede identificar-,
y que rápidamente se dedicó a despedazarla y engullirla.
Esta magnifica cazadora,
utilizada desde tiempos remotos como ave de cetrería, posee unas
características físicas, que la hacen ser la que ostenta el récord
de velocidad en el mundo animal. Pueden llegar a superar los 300
Km/h en sus picados de caza y para ello disponen de una configuración
anatómica única entre las aves. De cuerpo robusto y musculado, su
cola corta y sus alas puntiagudas la dotan de un aerodinamismo que
no tiene parangón entre las aves de presa. En los peregrinos toda su
anatomía está al servicio de la velocidad, a la que fían su éxito
depredador.
Vive en todos los
continentes, salvo en la Antártida, y captura presas de mediano
tamaño, sobre todo aves, que suele “acuchillar” en pleno vuelo
con sus poderosas garras, para una vez la presa cae al suelo,
recogerla y consumirla.
En España mantiene una
población que parece aumentar en las últimas décadas de forma
moderada. Es un residente que ocupa un territorio durante todo el
año, aunque nuestro país también acoge un contingente numerosos de
aves invernantes procedentes del centro y norte de Europa.
En Marbella crían de
manera habitual al menos 1-2 parejas, y seguramente el individuo
detectado hoy pueda ser alguno de estos residentes. Pero también
pudiera ser un peregrino llegado desde latitudes norteñas. Sea como
sea la observación ha sido de los más interesante, porque después
de consumir la presa, permaneció soleándose durante un buen rato
dándome la oportunidad de conseguir algunas fotografías de esta
excepcional ave, por lo general bastante esquiva.
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