El Petirrojo europeo Erithacus rubecula vive durante todo el año, aunque durante la primavera-verano sólo lo podemos encontrar en algunas zonas de umbría y en parques y jardines con abundante vegetación. En estos lugares adecuados a su biología llega a criar, aunque no en gran número. Ahiora sin embargo su población se ve incrementada muy notablemente por la llegada de ejemplares procedentes de latitudes más norteñas, llegando a ser muy abundantes en todo tipo de matorrales y zonas arboladas.
Llenan los campos con su canto y continuamente se persiguen entre ellos para delimitar el territorio.
El Colirrojo tizón Phoenicurus ochruros sin embargo abandona Marbella de forma total durante la época estival, regresando en otoño. Aunque cria de manera habitual en algunas sierras cercanas, llega a nuestro término en octubre para pasar el invierno en una gran cantidad de hábitats, incluyendo el propio casco urbano, donde no es dificil localizarlo por el característico reclamo en forma de chasquido que emite. Además lo encontraremos en matorrales, roquedos y casi por cualquier parte. No es tan amigo de las umbrias como su primo el Petirrojo y buscará preferentemente lugares más bien soleados y con vegetación no muy densa.
Así pues estos dos túrdidos marcados por el color rojo, serán en estas fechas casi omnipresentes en nuestros campos.
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