Todas las especies de Aves, y en general de seres vivos, tienen algo que las hace únicas. Muchas de ellas presentan diseños o coloraciones que las hacen destacar. Y posiblemente la garceta común Egretta garzetta sea una de ellas. No por su coloración, pero en mi opinión, sí por su diseño: un ave esbelta, de patas relativamente largas y pico en forma de arpón, que le dan un cierto aire de “elegancia”.
Es una representante de la familia ardeidae, que aunque en su plumaje el blanco lo es todo, su singular porte y forma de moverse y sus pies de coloración verdosa-amarillenta, son sus rasgos distintivos, que además la hacen inconfundible.
Vive en gran parte de Europa, Asia, África e incluso Oceanía, aunque de forma discontinua. Con un comportamiento migrador complejo, en nuestra localidad es de momento solo un ave “invernante”, y que incluso se pueden observar durante la época reproductora, pero al menos que sepamos, no cría en Marbella. Deben ser ejemplares que se mueven en busca de alimento desde algunas colonias de cría cercanas. Sin ir más lejos, en nuestra provincia existen algunas de esta colonias de cría.
Comen casi cualquier animal -generalmente invertebrados, pececillos y anfibios- que puedan encontrar en su hábitat: las zonas húmedas, cuyas aguas someras y orillas recorren en busca de presas.
En la actualidad no presenta problemas de conservación destacables, pero dado el estado actual de las zonas húmedas, acuciadas por el cambio climático y la pertinaz sequía que padecemos, no están en buena posición- como el resto de las aves ligadas a este ecosistema- para afrontar el futuro.
De momento podemos disfrutar de ellas, y como me pasó hace unos días, a veces en gran número; pues en uno de nuestro humedales más señeros -Rio Verde-, había al menos 20 ejemplares alimentándose.
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